Hay ideas que son liberadoras. Una que encuentro profundamente liberadora, es la idea de que no todo tiene una razón de ser. Por ejemplo, cuando lanzo un par de dados en Settlers of Catan (el juego de mesa preferido de mi novia) y obtengo un par de números que me dejan en desventaja, no me lo tomo personal. Y no me lo tomo personal porque el Universo no está conspirando para hacerme perder un lanzamiento de dados.
Así mismo, muchos fenómenos en nuestra vida cotidiana no requieren explicación. Y sin embargo, una de las frases que escuchamos constantemente es que “todo sucede por una razón”. La frase la usamos como una consolación por las cosas malas que han sucedido y como una promesa de un futuro mejor. Pero promesas, al final, esclavizan. Lo difícil, sin embargo, es no tomarse de manera personal los eventos que suceden a nuestro alrededor. Esta característica de nuestra sicología es la fuente de muchas supersticiones. “Hoy vi un carro pasar al frente mío cuya placa contenía el número 235… Hmm. Eso en letras es B.C.E.. Hmm… Las iniciales de mi abuelo fallecido… Esto es una señal. Además, 2+3=5. No puede ser una coincidencia.” Este es el tipo de pensamientos que invaden nuestro cerebro constantemente. Y más que generar supersticiones, creer que todo tiene un propósito es la fuente de mucho sufrimiento humano. El filósofo Daniel Dennett llama esta tendencia la “actitud intencional”. Esta actitud, en la que asignamos una intención detrás de cada evento a nuestro alrededor, es un instinto que de hecho compartimos con algunos animales altamente sociales. Es lo que nos permite ponernos en los zapatos de otra persona y descifrar sus intenciones. Pero esta actitud, aunque indispensable en un contexto social, es un instinto y, como tal, es una camisa de fuerza que nos restringe. La idea que no todo necesita una razón de ser me liberó por primera vez cuando leí el libro “Fooled by Randomness” de Nassim N. Taleb. El momento exacto de liberación llegó justo luego de finalizar el libro, cuando releí el prefacio. En él, Taleb describe algunas cartas que recibió de lectores que habían sufrido dificultades en algún momento de sus vidas y que gracias al libro (la primera edición), habían aceptado su condición como simplemente desafortunada y habían desistido de torturarse buscando una razón para sus desgracias. Entendí que este libro, más que un interesante ensayo intelectual sobre probabilidad y estadística, contenía una enseñanza sabia y sutil: el azar y la incertidumbre en nuestras vidas, en lugar de representar una fuente de angustia e incomodidad, representan una fuente de liberación. La noción de azar como elemento liberador tiene consecuencias sobre cómo juzgamos a las personas y a nosotros mismos. Pero esta idea requiere un esfuerzo sicológico de nuestra parte para vencer nuestra actitud intencional. Para esto debemos imaginar las historias alternativas que hubieran podido suceder. En algunas de esas historias perdemos, en otras ganamos. Si el elemento decisivo entre perder o ganar es el azar, el resultado final no es nuestra culpa pero tampoco nuestro mérito. Un par de meses después de haber leído “Fooled by Randomness” de Taleb, me enfermé. Me hospitalizaron y me diagnosticaron diabetes tipo 1. Me explicaron con mucha delicadeza que era una enfermedad incurable que afecta aproximadamente 1 de cada 10,000 personas. Me enseñaron en qué consistía y sus consecuencias sobre mi futuro. Por muchos días me pregunté: “Una de cada diez mil personas… Qué probabilidades tan bajas… ¿Por qué yo?”. Luego, recordé que no todo tiene una razón y me liberé. Sin promesas futuras, el estudio del azar y la probabilidad se convirtieron desde entonces en mis temas preferidos.
7 Comments
8/11/2022 08:41:20 am
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12/19/2022 02:55:45 pm
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AndresFrom philosophy of science to the science of cities, and the messiness of existence. Archives
May 2022
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